Luna, "la pecas", otra vecina que nos visita.
Tímida y asustadiza hasta el límite, pero buena perra.
Sabe perfectamente los horarios de comidas en Casa Chil y allí está sin falta. Siempre cae algo...
Se tumba en el césped y te mira con esos ojillos tiernos que solo las gitanas impías saben poner, suplicando "dame algo", "dame algo"... y el corazón se te ablanda.
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