martes, 14 de junio de 2011

Romería del Voto a San Indalecio


Romería del Voto a San Indalecio, una de las más antiguas de Aragón.


La pradera, frente al Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, acoge todos los años un domingo de Junio a multitud de personas de los pueblos de la Jacetania que acude a una de las romerías más antiguas de Aragón, la del Voto a San Indalecio.

A las once de la mañana comienza con los actos litúrgicos y saludo de las cruces, seguidos por la procesión acompañada del paloteau, música y plegarias desde Monasterio Nuevo hasta el Viejo, donde se celebra la Eucaristía, con las voces del Coro de la Catedral de Jaca.

La sinuosa carretera que separa los Monasterios no es impedimento para que el Santo se baje a hombros, así como las bellísimas cruces parroquiales, que los representantes de los pueblos portan orgullosos.

Finalizada la Eucaristía se vuelve a subir en procesión y para terminar se reparte vino dulce y torta que relajan el fervor.

Un poco de historia..........

En el siglo XI y primera mitad del XII especialmente el Monasterio de San Juan de La Peña se convirtió en uno de los centros que atrajo las preferencias del hombre medieval aragonés.


A la par de la importancia de este centro en cuanto a las reformas religiosas que se iban implantando está su relación a las peregrinaciones a Compostela. Este centro estaba situado a pocos kilómetros del Camino que desde Somport y Jaca cruzaban el Altoaragón para adentrarse en Navarra pero la ascensión al mismo era costosa, por una estrecha senda. San Juan de la Peña buscó conseguir unas reliquias suficientemente importantes para motivar a los cansados peregrinos que poco antes habían superado las duras etapas pirenaicas. El Abad que presidía en ese momento era Sancho de Arinzana y según testimonios tardíos había peregrinado a diversos lugares de la cristiandad como Roma, Montecasino y Compostela. De él debió partir la idea de conseguir unas reliquias atractivas, sin importar las dificultades que surgieran.

Es por este motivo que en 1084 los monjes consiguieron hacerse, tras no pocas vicisitudes, con los cuerpos de San Indalecio y de su discípulo Santiago que se encontraban en la lejana Almería, en manos musulmanas en aquella época. Aunque San Indalecio parece que fue un obispo que vivió en el siglo IV, según la tradición que corría en el siglo XI, había sido uno de los primeros convertidos directamente por el Apóstol Santiago en su predicación en España, además había sido consagrado obispo por los mismos San Pedro y San Pablo y junto con unas cuantas personas más, los llamados Varones Apostólicos, habían fundado las primeras iglesias cristianas de España. Estos hacían que la presencia de su cuerpo y el de su seguidor fueran, por tanto, suficiente motivo de atracción. La presencia de estas reliquias pronto fue causa de nuevas donaciones efectuadas por gentes agradecidas a los favores recibidos, convirtiéndose en una rentable vía de ingresos.

Estas reliquias llevaron a un compromiso especial, el denominado Voto de San Indalecio, que se pagó mientras tuvo vida el Monasterio, esto es hasta el primer tercio del siglo XIX. Su mención más antigua se encuentra en varios traslados notariales de fines del siglo XV que copiaron una promesa supuestamente hecha en 1187 por los clérigos y vecinos de más de doscientas treinta poblaciones situadas en un amplio territorio del Pirineo y Prepirineo. Según esto anualmente una persona de cada acudiría desde estas localidades hasta San Juan de la Peña entregando diversas cantidades de cereal que dependían de la capacidad económica de cada familia. La finalidad de estas donaciones era la de implorar la ayuda del santo para que la lluvia llegara a sus tierras de forma conveniente.

El texto como tal no es admisible en la versión conservada pues presenta errores a la hora de mencionar las personas que hipotéticamente actuaron como receptores del voto, testigos y confirmantes del acto e incluso cita a una de las poblaciones con el nombre que sólo tuvo a partir de 1208. No puedo afirmar con esto que un acto similar no se hiciera de verdad, tan sólo que el documento no puede aceptarse tal y como ha llegado hasta nosotros. Considero que, cuando a fines del siglo XV o los primeros años del XVI, algunos pueblos se resistieron a realizar este pago, San Juan de la Peña tuvo que recurrir a crear un texto que le sirviera de justificante y el falsificador incurrió en diversas incorrecciones. En el siglo XVIII, concretamente en el año 1725, sólo lo abonaban treinta y cinco lugares porque muchos de los que se mencionan en la copia antigua habían desaparecido. En los últimos años se ha resucitado la costumbre de peregrinar desde diversas localidades, precedidas como en los siglos medievales, por su cruz parroquial hasta San Juan de la Peña, realizándose por lo general en la primera quincena de junio la denominada romería de San Indalecio.

(Ana Isabel Lapeña Paúl)


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